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LA MOXA 

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La moxa se prepara con hojas secas y desmenuzadas de la planta sisim o hierba de San Juan (Artemisa vulgaris), se presenta en el mercado en diversas formas como cigarrillos, puros, conos, conos sobre bases aislantes adhesivas, etc.

Se denomina moxación, al acto de estimular termogénicamente puntos de acupuntura mediante la moxa, el calor es una manifestación energética que tiene varios grados de incidencia sobre el equilibrio humano en relación no solo a su intensidad sino también a la fuente productora. No es lo mismo el calor solar, que el calor producido por una resistencia eléctrica determinada, por un rozamiento manual (contacto) o por la combustión de sustancias físicas diversas. Cada calor tiene una particularidad en cuanto a su acción fisiológica y se distinguen calores no fisiológicos (tóxicos) y calores fisiológicos, entre los cuales se destaca a la moxa como el más importante después del cósmico.

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Técnicas básicas

Las técnicas básicas de moxibustión son dos:

La moxa directa se refiere a la aplicación de moxa  directamente sobre la piel y  moxa indirecta quiere decir que entre la piel y la moxa se interpone jengibre, ajo o sal.

Hay diferentes formas de aplicación: con calor templado, aproximando el puro a la piel varios centímetros, sin quemarla. O bien, en forma de picoteo, es decir, moviendo el puro de arriba abajo o de un lado al otro, sin que se requiera una distancia fija. También se puede realizar mediante soportes metálicos, de madera o de plástico.

Se puede realizar en combinación con la acupuntura, y da resultados óptimos como analgésico en dolencias varias, así como en los tratamientos de malestares crónicos, como por ejemplo en artritis. Mientras la aguja está insertada, se puede colocar un trozo de moxa, encendida o un puro próximo a la aguja, para que el calor penetre en profundidad.

La moxación por tanto va a ser un método de amplia aplicación hasta formar parte indisociable del tratamiento acupuntural.